ELPUNTOGAY
Disfruta de tu sexualidad
Tercera parte
Cristianismo y sexualidad
El
celibato en la Iglesia católica
Desde la Edad Media, la
Iglesia Católica ha requerido formalmente que los sacerdotes y obispos sean
célibes. Sin embargo, el celibato es una práctica y una disciplina cuyos
inicios se remontan a los orígenes de la Iglesia, aun cuando previamente no se
requería de todos aquellos ordenados como sacerdotes. En este contexto, el
"celibato" no es sinónimo de "abstención sexual"; el
«celibato» significa que alguien no está casado; implícitamente significa que
el célibe practica la abstinencia sexual ya que la doctrina eclesiástica
condena las relaciones sexuales fuera del matrimonio. La disciplina del
celibato no se considera como uno de los dogmas infalibles e inmutables, no
obstante, la doctrina católica sí indica que tanto la virginidad como el
celibato, que se viven como abstinencia sexual, son dones y sacrificios más
altos que el matrimonio, de acuerdo con lo que se lee en las Cartas de Pablo de
Tarso y confirmado esto por el dogma en el Concilio de Trento. Por ejemplo, en
algunos casos un ministro protestante casado o uno anglicano que se convierta
al catolicismo puede ser ordenado sacerdote. En las Iglesias orientales
católicas, hombres casados son a menudo ordenados como sacerdotes pero nunca al
episcopado. De acuerdo con los Evangelios, San Pedro estuvo casado. San Pedro
fundó la comunidad católica en Roma y se convirtió en su obispo.
El celibato sacerdotal
incumbe directamente a los sacerdotes diocesanos y no a los sacerdotes religiosos
que siguen el celibato monacal (cumplimiento del voto de castidad), que es
mucho más antiguo. La historia del celibato sacerdotal obligatorio se encuentra
dentro de la Historia de la Iglesia Católica o Iglesia Latina. Por su parte, la
Iglesia oriental incluye el celibato sacerdotal como una opción que el
presbítero hizo antes de recibir el orden diaconal, incluso en aquellos grupos
de iglesias orientales en fraternidad con Roma. Algunas leyes empezaron a
exigir el celibato sacerdotal entre diócesis de rito latino en tiempos tan
tempranos como el siglo V y se hizo manifiesta en el Concilio de Letrán en
1123, aunque dicha regulación no fue seguida de manera estricta. Fue solamente
hasta el siglo XVI, en el Concilio de Trento (1545-1563), que se estableció de
manera definitiva el celibato sacerdotal obligatorio como se le conoce en la
actualidad, en respuesta a la Reforma protestante que permitía, e incluso
promovía, el matrimonio de los sacerdotes, al tiempo que suprimía las órdenes
religiosas y sus votos.
Muchas razones se argumentan
para que la Iglesia Latina llegase a optar por sacerdotes no casados. Destaca
una relajación en los hábitos sexuales de los sacerdotes que intentaron
regularse en los concilios de Maguncia y Augsburgo, así como se asegura que durante
el Concilio de Constanza 700 mujeres públicas asistieron para atender
sexualmente a los obispos participantes. Es posible que dicho desorden causara
una decisión de este tipo con el fin de presentar en la figura del sacerdote a
un pastor irreprochable. Otra razón que suele argumentarse es la de problemas
de propiedad con sacerdotes casados cuyos hijos reclamaban todos los haberes de
sus padres al morir estos, lo que incluía la parroquia.
En época reciente, la
postura oficial del pontificado sobre el celibato se ha pronunciado en varias
ocasiones, como respuesta a algunos movimientos católicos de renovación en
torno al Concilio Vaticano II, y que plantean el celibato opcional, a veces con
el desafío directo mediante la petición de secularización o la exhibición
pública de curas casados o conviviendo con sus parejas.
A lo largo de la historia
del papado se registran, varios casos conocidos de papas que, bien antes de ser
elegidos o incluso durante sus respectivos periodos en el papado, tuvieron
hijos, estuvieron casados o mantuvieron relaciones de índole sexual y
conocimiento notorio.
Los periodos en paréntesis
se refieren a los años de sus respectivos papados
·
San Pedro estuvo casado
·
San Hormisdas (514–523) estuvo casado y
enviudó antes de ser ordenado sacerdote. Fue el padre del papa Silverio.15
·
Adriano II (867–872) estuvo casado antes de
ser sacerdote, y tuvo una hija.
·
Sergio III (904–911) fue supuestamente el
padre del papa Juan XI con Marozia. El escandaloso periodo que comenzó con él y
continuó con los siete papas siguientes, hasta el año 935, se denominó
Pornocracia.
·
Juan XII (955–963) (depuesto por el Cónclave)
se dice que convirtió la Archibasílica de San Juan de Letrán en un burdel y fue
acusado de adulterio, fornicación, e incesto.
·
Clemente IV (1265–1268) estuvo casado antes
de ser sacerdote, y tuvo dos hijas.
·
Pío II (1458–1464) tuvo al menos dos hijos
ilegítimos (uno en Estrasburgo y otro en Escocia).
·
Inocencio VIII (1484–1492) tuvo varios hijos
ilegítimos.
·
Alejandro VI (1492–1503) sostuvo un amorío
notablemente largo con Vannozza Cattanei antes de su papado, fruto del cual
tuvo a sus famosos hijos ilegítimos César y Lucrezia. Una amante posterior,
Giulia Farnesio, era la hermana de Alessandro Farnesio, quien después se
convertiría en Pablo III. Los rumores en torno a la sexualidad de Alejandro VI
son aún más fuertes —véase el Banquete de las Castañas. Tuvo en total siete
hijos.
·
Julio II (1503–1513) tuvo tres hijas
ilegítimas.
·
Clemente VII (1523–1534) fue probablemente el
padre de Alessandro de Médici, a quien nombró duque de Florencia.
·
Pablo III (1534–1549) pospuso su ordenación
como papa para poder mantener su estilo de vida promiscuo y tuvo cuatro hijos
ilegítimos con su amante. Su apodo era "Cardenal Enaguas" ya que su
hermana Giulia había sido la amante de Alejandro VI. Nombró a su hijo ilegítimo
Pier Luís Farnesio como el primer Duque de Parma.
·
Pío IV (1559–1565) tuvo varios hijos
ilegítimos.
·
Gregorio XIII (1572–1585) tuvo un hijo
ilegítimo antes de recibir la ordenación papal.
·
Juan XXIII (antipapa). Elegido por el partido
pisano al fin del Cisma de Occidente, admitió posteriormente haber incurrido en
incesto, adulterio, fornicación y otros crímenes ("doscientas mujeres,
matronas y viudas, incluyendo unas pocas monjas, cayeron víctimas de su brutal
lujuria").