ELPUNTOGAY
Disfruta de tu sexualidad
Primera parte
Cristianismo y sexualidad
En el cristianismo, a pesar
de las amplias variaciones entre diferentes confesiones cristianas, que suelen
específicamente incluir diferentes puntos de vista sobre la sexualidad, es
posible trazar un cuadro general de la visión del sexo en la doctrina bíblica.
Las bases de muchos puntos
de vista cristianos provienen de la idea de que la sexualidad humana fue creada
por Dios con el propósito de la procreación y la intimidad que proporciona a
una pareja sexualmente activa una relación íntima, emocional y espiritual, a
través de la íntima relación física. De ese modo, el sexo debe restringirse a
una relación de por vida entre un hombre y una mujer. El matrimonio es un
compromiso a una relación íntima y permanente como base sobre la que construir
una familia estable. Dado el énfasis en la función procreativa del sexo, las
relaciones sexuales y los actos sexuales específicos que no conduzcan a la
concepción son desaconsejados o expresamente prohibidos, por algunas confesiones
cristianas.
Según las doctrinas y
magisterios cristianos más extendidos, tanto entre católicos como protestantes,
aunque con más énfasis entre los denominados «fundamentalistas» que entre los
denominados «moderados», la sodomía (practica de coito anal) es un pecado, al
no conducir a la procreación, y considerarse contraria a las intenciones de
Dios para el sexo. No obstante, un pequeño número de iglesias y confesiones
cristianas consideran moralmente aceptable la homosexualidad.
Los cristianos liberados argumentan
que las antiguas enseñanzas contra el sexo prematrimonial y extraconyugal han
sido tergiversadas a través de los siglos. De acuerdo con su lectura, el Nuevo
Testamento no prohíbe las actividades sexuales de los no casados (I Corintios,
6:15-20).
Iglesias
protestantes y anglicanas
En muchas iglesias
luteranas, reformadas y "unidas" de la EKD en Alemania y Países Bajos
o Suiza, y en la iglesia luterana de Suecia, se ha venido introduciendo un
punto de vista diferente sobre la homosexualidad, en un sentido liberal. En
estas iglesias luteranas unidas y reformadas, se permite a los homosexuales ser
ministros luteranos o calvinistas, y las parejas gay son bendecidas en sus
iglesias. También en algunas iglesias metodistas (Inglaterra, Canadá o Alemania)
las parejas homosexuales obtienen tal bendición.
En la iglesia anglicana se
ha venido manteniendo una prolongada discusión sobre la bendición a las parejas
homosexuales y la tolerancia de la homosexualidad. Las iglesias episcopalianas
(confesión anglicana) de Canadá y los Estados Unidos consienten sacerdotes gay
en su ministerio y permiten las bendiciones de parejas homosexuales, lo que les
ha acarreado grandes críticas de otras partes de la Comunión Anglicana. Las
iglesias anglicanas de algunas zonas de África son extremadamente conservadoras
en su actitud hacia la homosexualidad. Los sacerdotes gay en la iglesia
anglicana deben permanecer célibes si desean continuar su función sacerdotal.
Entre las iglesias más
liberales, como los unitarios o los cuáqueros, la homosexualidad está
totalmente aceptada y normalizada. Además, en las iglesias unitarias de Estados
Unidos y Canadá, los homosexuales también pueden acceder a la ordenación
ministerial. Las iglesias liberales aprueban todo tipo de relaciones sexuales realizadas
entre personas adultas y con mutuo consentimiento.
La mayor parte de las
iglesias evangélicas, ven la homosexualidad como un pecado.
El sexo fuera del matrimonio
se rechaza como comportamiento inmoral tanto por los cristianos denominados
«conservadores» como por los denominados «fundamentalistas», en sus respectivas
iglesias, sectas y grupos. La postura concreta varía desde la sugerencia de
arrepentimiento al ostracismo total de los que hayan incurrido en tal práctica.
En general, el cristianismo promueve el matrimonio, pero el sexo fuera del
matrimonio y el sexo por placer son aceptadas como parte normal del
comportamiento humano por algunas iglesias, sectas y grupos denominados
«progresistas».
Algunas traducciones del
Nuevo Testamento utilizan la palabra fornicación para una de las conductas que
recibe más duras condenas: "Fornicadores, idólatras, adúlteros,... no
heredarán el Reino de Dios". La palabra original en idioma griego koiné es
porneia. Ese término griego se usa por algunas iglesias para incluir cualquier
forma de conducta sexual no aceptada, y hay algún debate sobre su significado
preciso, que en idioma griego clásico se refiere específicamente a la
prostitución, teniendo el mismo origen etimológico que la palabra «pornografía»
(literalmente, descripción o escritura de la prostituta). Muchos expertos
traducen porneia como ‘inmoralidad’ más que como ‘fornicación’.
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