viernes, 9 de diciembre de 2011

BUDISMO Y SEXUALIDAD

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Primera parte

Hinduismo y sexualidad


Al contrario que otras religiones, en el hinduismo la visión de la moral sexual difiere ampliamente dependiendo de la rama en concreto. Los propios textos sagrados hindúes son muy vagos sobre el asunto. Hay templos que muestran abiertamente actividad sexual (complejos de Ajantā y Ellora) y la imaginería sexual no es sacrilegio (por ejemplo el lingam, símbolo fálico de Shivá), pero la auto-contención sexual (igual que en otros aspectos de la vida) se considera esencial para el bienestar y los deberes dhármicos/kármicos de un hindú.
La versión tantra del hinduismo es la que en sus aspectos sexuales ha sido vista con atención más morbosa en su divulgación en occidente, en lo que se denomina neotantra.
La vida religiosa de los hindúes comienza con el brahmacharia o estadio del estudiante, en la que son dirigidos a avanzar educativa y espiritualmente mediante el celibato, en su preparación para una vida posterior de dharma (deberes religiosos) y karma (acciones terrenales correctas); sólo una vez que alcanzan el grijasta (estado del padre de familia) pueden buscar el kāma (placer físico) y el artha (logros mundanos y prosperidad material) a través de sus vocaciones.
No obstante, en general la sociedad hindú ha sido influida por otras religiones desde la Edad Media, primero por la minoría dirigente islámica y desde el siglo XVIII por los colonizadores británicos (cristianos), que reflejaban sus actitudes mucho más restrictivas en cuestiones sexuales. Por otra parte, muchos hindúes actuales (especialmente en las grandes ciudades de la India o entre los emigrantes y las segundas generaciones asentadas en países desarrollados) han aceptado costumbres sexuales occidentales que en la práctica son más "liberales" que las hindúes tradicionales, como por ejemplo las relaciones prematrimoniales, los matrimonios por amor (el tradicional hindú es matrimonio concertado) y la homosexualidad y bisexualidad. Entre los elementos más tradicionales de la sociedad hindú, en cambio, tales conceptos siguen siendo anatemas.
La mayor parte de los hindúes que han adoptado la cultura occidental se adhieren a los estándares sexuales de la moralidad victoriana, que percibe como inmoral y vergonzoso el sexo extramatrimonial y prematrimonial. En la doctrina religiosa, la prohibición contra el sexo fuera del matrimonio está grandemente relacionada con los estadios hindúes de vida prescritos, que hay que seguir si se quiere alcanzar el moksha (concepto similar al nirvana budista, o ‘liberación del alma’.
Influenciado por el islam y la civilización británica, la ley india considera ilegal toda relación sexual distinta a la monogamia heterosexual. Adicionalmente, dado que no hay restricciones sobre ninguna actividad sexual en particular, se considera un asunto estrictamente privado. La mayor parte de los hindúes son extremadamente opuestos a exponer abiertamente cuestiones relativas a la sexualidad, mientras que las demostraciones públicas de afecto son consideradas de mal gusto.
El Kama Sutra (‘aforismos de sexo’) de Vātsyāyana, que se toma popularmente por un manual de posturas sexuales, ofrece una mirada hacia las costumbres sexuales, la moral sexual y las reglas sociales que prevalecían en la época de su composición (periodo Gupta, entre el siglo I y el siglo VI). Shringara-ras (‘atracción sexual: sabor’), es una de las nueve rasas (‘sabores’ o emociones). Un drama en sánscrito, el Shakuntalam de Kālidāsa, se cita como uno de los mejores ejemplos de shringara ras, narraciones de la historia de amor entre Dushyanta y Shakuntalá.
Budismo y sexualidad
El budismo observa dos enfoques para la ética y moral sexual dependiendo de si se dirige a laicos o a monjes. Los monjes y monjas están siempre sujetos al código del Vinaya sin excepción, independientemente de la escuela o tradición a la que pertenezcan, y están sujetos a más de 250 reglas de disciplina, entre la cuales existe la prohibición de toda actividad sexual así como de derramar semen en el caso de hombres).
Los laicos en cambio deben observar una guía de cinco preceptos éticos entre los cuales se incluye evitar una conducta sexual incorrecta. Esta prohibición se refiere a adulterio, pedofilia, violación y otras parafilias y conductas sexuales que conlleven el sufrimiento para otras personas o para uno mismo.
La segunda de las Cuatro Nobles Verdades budistas proclama que la última causa de todo sufrimiento es el apego y el deseo (tanha), y la tercera que el camino para eliminar completamente el sufrimiento incluye la eliminación de todo apego y deseo. El sexo es caracterizado tanto por el apego como por el deseo. Al ser su naturaleza impermanente, el placer sexual se inscribe dentro del resto de placeres mundanos, cuyo encuentro o desaparición siempre acarrea el lógico sufrimiento al no poder encontrarlo o no querer que desaparezca. El deseo sexual es normalmente uno de los más difíciles de manejar, si bien existe una acomodación natural al progreso del practicante. Así, de acuerdo a las escrituras budistas, en este punto el seguidor irá marcando su camino hacia el Nirvana por un progreso personal en cuatro fases o estados: en el primero de ellos llamado "de quien entra en la corriente" la persona tiene una primera realización del nirvana pero continuará teniendo deseo sexual, si bien no cometerá acciones dañinas. En un segundo estado llamado "del que vuelve una sola vez", la persona tiene una segunda realización del nirvana en más profundidad, tras la cual estará sujeto al mundo de la sensualidad una sola vez más. Sólo tras el tercer estado, llamado "de quien no retorna" la persona será completamente libre del deseo sexual al igual que de todo deseo mundano.

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