lunes, 26 de diciembre de 2011

CRISTIANISMO Y SEXUALIDAD


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Primera parte

Cristianismo y sexualidad

En el cristianismo, a pesar de las amplias variaciones entre diferentes confesiones cristianas, que suelen específicamente incluir diferentes puntos de vista sobre la sexualidad, es posible trazar un cuadro general de la visión del sexo en la doctrina bíblica.
Las bases de muchos puntos de vista cristianos provienen de la idea de que la sexualidad humana fue creada por Dios con el propósito de la procreación y la intimidad que proporciona a una pareja sexualmente activa una relación íntima, emocional y espiritual, a través de la íntima relación física. De ese modo, el sexo debe restringirse a una relación de por vida entre un hombre y una mujer. El matrimonio es un compromiso a una relación íntima y permanente como base sobre la que construir una familia estable. Dado el énfasis en la función procreativa del sexo, las relaciones sexuales y los actos sexuales específicos que no conduzcan a la concepción son desaconsejados o expresamente prohibidos, por algunas confesiones cristianas.
Según las doctrinas y magisterios cristianos más extendidos, tanto entre católicos como protestantes, aunque con más énfasis entre los denominados «fundamentalistas» que entre los denominados «moderados», la sodomía (practica de coito anal) es un pecado, al no conducir a la procreación, y considerarse contraria a las intenciones de Dios para el sexo. No obstante, un pequeño número de iglesias y confesiones cristianas consideran moralmente aceptable la homosexualidad.
Los cristianos liberados argumentan que las antiguas enseñanzas contra el sexo prematrimonial y extraconyugal han sido tergiversadas a través de los siglos. De acuerdo con su lectura, el Nuevo Testamento no prohíbe las actividades sexuales de los no casados (I Corintios, 6:15-20).
Iglesias protestantes y anglicanas
En muchas iglesias luteranas, reformadas y "unidas" de la EKD en Alemania y Países Bajos o Suiza, y en la iglesia luterana de Suecia, se ha venido introduciendo un punto de vista diferente sobre la homosexualidad, en un sentido liberal. En estas iglesias luteranas unidas y reformadas, se permite a los homosexuales ser ministros luteranos o calvinistas, y las parejas gay son bendecidas en sus iglesias. También en algunas iglesias metodistas (Inglaterra, Canadá o Alemania) las parejas homosexuales obtienen tal bendición.
En la iglesia anglicana se ha venido manteniendo una prolongada discusión sobre la bendición a las parejas homosexuales y la tolerancia de la homosexualidad. Las iglesias episcopalianas (confesión anglicana) de Canadá y los Estados Unidos consienten sacerdotes gay en su ministerio y permiten las bendiciones de parejas homosexuales, lo que les ha acarreado grandes críticas de otras partes de la Comunión Anglicana. Las iglesias anglicanas de algunas zonas de África son extremadamente conservadoras en su actitud hacia la homosexualidad. Los sacerdotes gay en la iglesia anglicana deben permanecer célibes si desean continuar su función sacerdotal.
Entre las iglesias más liberales, como los unitarios o los cuáqueros, la homosexualidad está totalmente aceptada y normalizada. Además, en las iglesias unitarias de Estados Unidos y Canadá, los homosexuales también pueden acceder a la ordenación ministerial. Las iglesias liberales aprueban todo tipo de relaciones sexuales realizadas entre personas adultas y con mutuo consentimiento.
La mayor parte de las iglesias evangélicas, ven la homosexualidad como un pecado.
El sexo fuera del matrimonio se rechaza como comportamiento inmoral tanto por los cristianos denominados «conservadores» como por los denominados «fundamentalistas», en sus respectivas iglesias, sectas y grupos. La postura concreta varía desde la sugerencia de arrepentimiento al ostracismo total de los que hayan incurrido en tal práctica. En general, el cristianismo promueve el matrimonio, pero el sexo fuera del matrimonio y el sexo por placer son aceptadas como parte normal del comportamiento humano por algunas iglesias, sectas y grupos denominados «progresistas».
Algunas traducciones del Nuevo Testamento utilizan la palabra fornicación para una de las conductas que recibe más duras condenas: "Fornicadores, idólatras, adúlteros,... no heredarán el Reino de Dios". La palabra original en idioma griego koiné es porneia. Ese término griego se usa por algunas iglesias para incluir cualquier forma de conducta sexual no aceptada, y hay algún debate sobre su significado preciso, que en idioma griego clásico se refiere específicamente a la prostitución, teniendo el mismo origen etimológico que la palabra «pornografía» (literalmente, descripción o escritura de la prostituta). Muchos expertos traducen porneia como ‘inmoralidad’ más que como ‘fornicación’.







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